Ungidos del Señor
“Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.”
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
Algunos cristianos podrían sentirse indignos ante el llamado del Señor para ir por todo el mundo y predicar el evangelio (Marcos 16:15-18), pero como vimos en el devocional de ayer, Jesucristo mismo, es quien comisiona, no solo a algunos cristianos, sino a todo creyente para proclamar el año agradable del Señor.
Recordemos que cuando Dios escoge a alguien para realizar sus propósitos, Él mismo lo capacita y lo dota de lo necesario para llevar a cabo su misión. Dios nos revela en su palabra que Él nos escogió como dice 1 Pedro 2:9 y nos ha dado su Santo Espíritu como declara Hechos 1:8 “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
Ejemplos nos muestra la Palabra de Dios de personas que Él mismo escogió y capacitó para sus propósitos; un caso fue David, quien de pastor de ovejas fue llevado a ser rey de Israel (1 Samuel 16:6-13), o Aarón, quien fue escogido por Dios como sacerdote del pueblo de Israel (Éxodo 30:30), o Jeremías, un joven que pensaba no tener lo necesario para cumplir los planes de Dios y fue llamado como profeta de Israel (Jeremías 1.5-10).
Apocalipsis 1:5-6 dice: “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén” Conocer esta verdad debe llevarnos a reflexionar que lo mismo que hizo Dios con personas como David, Aarón o Jeremías, es lo mismo que hará con nosotros, pues hemos sido ungidos (2 Corintios 1:21-22), para predicar el año agradable del Señor.
Espíritu Santo gracias porque me has ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me has enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor.” Amen.
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