Reflejando a Dios en nuestro diario caminar
"Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados."
Efesios 5:1
¿Has notado que cuando nace un bebé tendemos a buscarle a quién se parece? Al verle sacamos nuestras propias conclusiones y tendemos a decir: "tiene los rasgos físicos de su padre, o en su personalidad es como su madre". Si aplicáramos este concepto en nuestras vidas ¿a quién podríamos decir que nos parecemos, a nuestro Padre Celestial o al mundo que nos rodea? Es necesario que nos realicemos esta pregunta, pues como vimos en el devocional de ayer, nuestra misión es reflejar en nuestro diario caminar a nuestro Padre Celestial, pero ¿Cómo lograrlo?, ¿cómo experimentarlo de manera práctica? Veamos a los bebés, ellos aprenden por imitación; puedo decirte que es increíble ver cómo a un bebe se le puede enseñar a abrir y a cerrar la mano y él tratará de imitarlo pues quiere hacer como tú lo estás haciendo, y ¿cómo lo logra? Observando con atención y confiando en que lo que le están enseñando es lo que lo llevará a conseguir realizar el movimiento que se le está mostrando. Lo mismo podríamos decir que sucede en nuestra relación con Dios, entre más nos fijemos en Él, le observemos y pasemos tiempo con Él, el Espíritu Santo nos llevará de manera natural a imitarle, pues recordemos que sólo es por el Espíritu Santo que podremos reflejar a Dios en nuestro diario caminar.
Padre solo quiero ser un reflejo tuyo, así como tu Hijo Jesucristo lo ha sido. Gracias por enseñarme a través de tu palabra, que, si lo puedo llegar a experimentar, tan solo es por la obra de tu Santo Espíritu. Amén.
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