El Poder del Evangelio

 




“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente y al griego.” 

Romanos 1:16


“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”

 Romanos 1:17



Como creyentes en Cristo Jesús, primeramente, no debemos avergonzarnos de su evangelio y hay una razón más que suficiente: “Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8:38) “Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús, antes de los tiempos de los siglos.” (2 Timoteo 1:8-9)

Por otra parte, ¿cómo avergonzarnos del evangelio si es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree? “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1 Corintios 1:18) “pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” (1 Corintios 1:21)


En el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, porque: “Aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.” (Romanos 3:21-24)


La palabra de Dios afirma: “Mas el justo por la fe vivirá” lo cual confirma al decir: “Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma.” (Hebreos 10:38) y cuando dice: “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.” (Habacuc 2:4)


Padre, Señor y Dios nuestro tú nos has dado el ministerio de la reconciliación, que es tu palabra, y la revelación que de ella nos haces por tu Santo Espíritu y, nos has encomendado la Gran Comisión de ir y predicar el evangelio a todas las naciones, con el poder de tu Santo Espíritu que ahora mora en nosotros. Padre Dios, llénanos de tu Santo Espíritu y haz de nosotros instrumentos suyos para predicar con denuedo tu evangelio y conquistar almas para ti, ahora que la mies está madura y los obreros son pocos. Amén.






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