Para la gloria de Dios
“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.”
Como personas únicas y diferentes que somos cada uno, hemos sido creados con propósitos o metas particulares, según los dones, talentos o características de cada quien, pero existen dos pilares que todos debemos tener en cuenta en nuestro paso por la tierra, ellos son:
Primero, la Palabra dice que todo fue creado por medio de Cristo y para Cristo. Lo que debe llevar a cuestionarnos si estamos permitiendo que nuestros planes, proyectos o anhelos estén bajo la dirección de Dios. Muchas veces nos dejamos influenciar por lo que otras personas dicen o quieren para nosotros, también por lo que esté de moda o mejor pago, pero no consultamos primero con Dios si ese es el propósito para el cual Él nos creó.
Segundo, todo lo que llevemos a cabo debe ser para dar gloria a Dios, ¿y esto qué quiere decir? Que independientemente de cuál sea nuestra profesión, ocupación o vocación, todo lo que hagamos debe honrar el nombre de nuestro Dios. Es decir, que la manera en que nosotros actuemos esté cimentada en lo que Dios dice, alineada a su voluntad. Que su verdad, santidad, bondad, justicia, amor y demás virtudes sean las que gobiernen nuestra cotidianidad.
Padre, por tu gracia y tu misericordia que se renueva cada mañana, en este día te pido que ilumines mi entendimiento y me permitas comprender si lo que estoy haciendo en el lugar donde me encuentro, es lo que tú quieres para mí; quiero caminar bajo tu dirección para que mis pasos sean tu gloria, por Jesucristo, nuestro Señor, amén.
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