Tan comprometidos como Jesús. Parte 2
“Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud”.
Igual que Pedro el Señor puede moldear nuestra vida de tal manera que podamos ser otras personas a la imagen de Cristo. Por eso, nadie puede señalarnos, nadie tiene derecho a llamarnos Simones, excepto nuestro alfarero, porque somos vasos de barro dentro de los cuales hay un tesoro, que es Cristo; como dice: 2 Corintios 4:7. Hoy el Señor quiere dirigirse especialmente a aquellos que se han identificado con Simón, que se sienten frágiles e inestables, pero que han prestado su barca, o sea su vida para que Dios los use y ser transformados en instrumentos de bendición para otros.
No veremos totalmente desarrollado nuestro potencial hasta que no confiemos plenamente en lo que Él es capaz de hacer a través de nosotros y hasta que no obedezcamos a su Palabra independientemente de nuestra situación. Hay que profundizar en el conocimiento de Dios, para poder ser instrumentos y ganar muchas almas para Él. Sin bogar mar adentro es imposible, no podemos quedarnos en la orilla, necesitamos apartarnos del mundo y conocerle, arrojarnos sin temor en las profundidades de su presencia, en una relación de intimidad y sinceridad, activando nuestra fe con su Palabra para que así veamos resultados.
Lucas 5:11 “Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron”. ¿Estamos decididos a seguirle y conquistar este mundo perdido para Él? ¿Estamos dispuestos a estar tan comprometidos como Cristo?
Señor Jesucristo, tú me escogiste para que no siguiera siendo un débil Simón, sino para ser una roca firme, instrumento de bendición para esta humanidad, llamado a nadar en contra de la corriente de ese mundo; por eso, necesito entrega total, renuncia, compromiso y obediencia absoluta a ti. Examina oh Dios mi corazón y muéstrame qué cosas están atándome a la orilla de este mundo. Quiero bogar mar adentro en tu presencia, en tu conocimiento y en una relación de intimidad y sinceridad, para que mi fe crezca y pueda seguirte sin vacilación. En Cristo Jesús, amén.
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