No a la pasividad

 




1.- Lee la palabra de Dios

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”

 Mateo 11:12.


“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”

 Marcos 1:14–15.



2.- Reflexiona

El evangelio se trata de la vida de Jesús y su obra de salvación en esta tierra, por lo tanto, si hemos recibido a Cristo en nuestros corazones y creído que su sangre y muerte en la cruz nos limpian de todo pecado, entonces hemos sido hechos hijos de Dios y herederos de todas las maravillosas promesas que hacen parte de su reino, promesas de salvación, libertad, sanidad, protección, prosperidad, sabiduría, paz, seguridad, amor y felicidad.


Muchas cosas se opondrán para que recibamos todo lo que Dios nos quiere dar y la pasividad es una de esas cosas. Somos pasivos cuando en nuestra vida hay algo que anda mal y no hacemos nada para cambiarlo, somos pasivos cuando algo es nuestro y no lo tomamos, somos pasivos cuando nos dejamos robar lo que nos pertenece, somos pasivos cuando Dios nos manda algo y por miedo no lo hacemos. Lo contrario a pasividad es determinación o como lo menciona el versículo clave “violencia”, refiriéndose a que es necesario tomar por la fuerza el reino de los cielos, y por lo tanto solo “los violentos”, los enérgicos, los que luchan valientemente en contra de todo y de todos, son los que lo arrebatan.


No nos conformemos con saber que algo anda mal en nuestra vida, oremos para que Dios nos dé las fuerzas para cambiarlo; no nos conformemos con tan solo desear que las cosas sucedan, leamos la Biblia para obtener la sabiduría que necesitamos para lograrlas; no perdamos el tiempo procrastinando en redes sociales u otras distracciones, asistamos a una iglesia de sana doctrina (que siga a Cristo) y conozcamos a otros cristianos que nos animen cuando desfallezcamos; no nos culpemos por los pecados pasados, pidamos perdón a Dios y sigamos adelante; no esperemos que alguien más haga lo que Dios nos manda a hacer, hagámoslo en el nombre de Jesús. No seamos pasivos, es tiempo de “arrebatar el reino de Dios”, arrepintámonos, creamos en el evangelio y tomemos lo que Dios nos ha dado.



3.- Oración

Padre Dios, avívame para hacer parte de tu obra, tu reino está aquí y quiero ser parte de aquellos que lo arrebatan. Amén.



4.- Alaba a Dios



5.- Comparte

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