Cambio de mentalidad
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Como nos enseñó alguna vez una amada maestra de Biblia, hay que “desaprender para aprender”. Desaprender la mentira para aceptar la verdad revelada en la Escritura, pues aceptar a Jesús es aceptar sus palabras, como el mismo Señor lo denota: “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero” (Juan 12:48).
Así que, no pensemos como pensábamos antes de conocer a Cristo, sino que obedezcamos lo que dice Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”, y para lograr cumplir este imperativo o mandamiento, tenemos que entender el indicativo o lo que nos da la gracia suficiente para poder llevarlo a la práctica, que está versículos antes, dice Filipenses 4:6-7 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Toda preocupación o todo pensamiento que llegue a nuestra mente, inmediatamente se lo debemos dar a conocer a nuestro Padre, no porque no lo sepa ya, sino para depositar en Él nuestra confianza y, dándole gracias, disponernos en completa paz para pensar y aceptar que todo lo que Él desee hacer en nuestra vida será lo verdadero, lo justo, puro, bueno, agradable y perfecto.
Padre, gracias por tu verdad, gracias por tu Palabra que derriba toda mentira y que es viva y eficaz; gracias porque a través de ella cambiaste mi manera de pensar y ahora puedo ver y comprobar lo que es realmente bueno, agradable y perfecto, tu voluntad. Gracias Señor, amén.
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