Pon tus pies sobre tu pertenencia
“Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia las paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sión: ¡Tu Dios reina!”
“Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestros pies”
Tus pies te llevan al lugar que tú quieres ir, pero si tus pies se hallan enfermos y cansados no van a ninguna parte. Espiritualmente hablando, debes cimentar firmemente tu fe en Cristo y su obra para caminar con firmeza. Siempre debes saber hacia dónde vas, siempre debes estar dispuesto para ir por el camino que es Cristo y que es el único que nos conduce al Padre, predicando y extendiendo el reino de los cielos sobre toda la tierra.
Dios prometió a Moisés la tierra prometida, pero la entrego a Josué y esta tierra estaba habitada por gigantes. Al igual nosotros a diario enfrentamos dificultades y gigantes que debemos derribar, para poder poseer las promesas y las bendiciones que Dios nos ha preparado. Es posible que los gigantes sean: conflictos con el esposo(a), hijos adictos, familia inconversa, deudas por pagar, la renta, el mercado, los colegios… Y ante esto muchos se desilusionan porque no ven las respuestas de inmediato. Pero muchas y muchas son las promesas del Señor para nosotros, por ejemplo: “No hay justo desamparado ni descendencia que mendigue pan”, “serás cabeza y no cola” “ninguna arma forjada podrá prevalecer en contra de nuestra. Iglesia”, pues, estamos llamados a poseer las bendiciones, en primer lugar, estamos llamados a que toda nuestra familia posea la salvación, solo necesitamos creerlo. Josué luego de derrotar a cinco reyes, llamó a todos los varones y a los principales guerreros y les dio una orden: “Poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes” y dice la palabra que fueron heridos y muertos.
Hermano Dios hoy te llama a ponerle el pie a todo gigante que haya en tu vida porque ya está derrotado.
Amado Señor ayúdame a derrotar los gigantes que se atraviesan en mi camino, que mí caminar diario sea siempre en victoria, porque tú estás conmigo. Ayúdame a anunciar las buenas nuevas de salvación iniciando por mi casa, pues solo quiero servirte y ser fiel hasta el fin. Amen
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