¿Qué hacer en medio de la aflicción?
“Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración.”
Todos en algún momento de la vida hemos tenido que pasar por aflicciones, incluso podríamos decir que las hemos sobrellevado, alguna vez, de manera similar: Sumergiéndonos en nuestros propios pensamientos de temor, ansiedad y tragedia, queriendo estar solos para poder meditar en ellos, como en alguna ocasión también le pasó a Elías (1 Reyes 19:4-9), quizás como él nos metemos en cuevas (no físicas) sino mentales para así “llevar mejor el tiempo de la aflicción”, o dejando de comer, lo que hace que nuestro semblante decaiga y se empiecen a manifestar dolores en nuestro cuerpo debido a esta falta de alimento. Incluso hay situaciones que nos sumergen tanto en la tristeza que podríamos decir lo que Jesús: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte;” (Mateo 26:38b)
No importa cuál haya sido nuestra manera de reaccionar ante estas aflicciones, lo que el Señor Jesús nos quiere enseñar a través de este devocional y con Su ejemplo, es lo que, de ahora en adelante, debemos hacer cuando estemos en ellas: ¡Orar!
La oración fue la solución a esa aflicción que Jesús manifestó tener en el Getsemaní (Mateo 26:36-39), dicha situación fue el momento perfecto para no solamente desahogarse delante del Padre, exponiendo sus deseos y su dolor, sino que también fue el momento oportuno para recibir lo más importante: la fortaleza de Dios. Por eso es que la Biblia nos invita, en el pasaje de hoy, a que, en vez de acostarnos a dormir, o encerrarnos en nuestros propios pensamientos o dejar de comer, más bien lo que hagamos sea orar, pues con la oración viene la fortaleza del Señor.
Es tanto el poder que tiene la oración, que vemos a Jesús saliendo del Getsemaní totalmente fortalecido por su Padre para ir y enfrentar esa difícil situación, la muerte de cruz; de la misma manera debemos hacer nosotros en el momento que tengamos situaciones de aflicción, enfrentarlas (no solos) sino en oración, sabiendo que Dios es quien tiene todo bajo control y que es Él quien pelea nuestras batallas.
Hermanos, si hoy estamos afligidos la palabra de Dios nos recuerda que lo que necesitamos hacer es orar (hablar con Dios) para que la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guarde nuestros corazones y pensamientos en Cristo Jesús (Filipenses 4:7)
Padre amado, gracias por guiarme y direccionarme a la manera correcta en la que debo enfrentar las dificultades de esta vida. Por medio de tu palabra me recuerdas que no estoy sola y que solo descansando en ti hallaré la fortaleza para mi vida, amén.
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