Idolatría pura. Parte 1
“Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.”
No necesitamos postrarnos, rendir culto ni veneración a una imagen ni ídolo, porque tenemos un Dios vivo con el cual hablamos cara a cara; gracias a que el Señor Jesucristo rompió el velo que nos separaba del lugar santísimo, ahora, por su sangre, podemos entrar a la presencia de Dios (Hebreos 9:3, Mateo 27:51).
Padre, me postro ante tu presencia verdadera, real y personal con toda libertad, sabiendo que Cristo me abrió un camino al trono de tu gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Gracias Padre, en el nombre de Jesús, amén.
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