El Dios de mi justicia
“Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; Ten misericordia de mí, y oye mi oración”
La única manera de acceder a la presencia de Dios es recibiendo su justicia como un regalo que no merecemos, un regalo de amor llamado Jesús “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16) y para recibir realmente a Jesucristo necesitamos vernos como realmente somos: Unos pobres y miserables pecadores, mendigos de su misericordia y hambrientos de perdón porque somos culpables, no somos inocentes. Cuando nos dejemos de ver como unas víctimas y reconozcamos nuestras culpas delante de Dios, entonces podremos clamar por la misericordia de Dios y nos será dada. Él escuchará nuestra oración.
Los salmos nos enseñan cómo tener una correcta relación de intimidad con Cristo, una relación honesta, sin maquillarnos de una piedad que no tenemos. Aprendamos a presentarnos delante de Dios tal y como somos y Dios siempre nos responderá.
Padre de la gloria mi única necesidad en este mundo es Jesucristo, su justicia me hace libre y me permite estar delante de ti, líbrame del orgullo de creer que merezco alguna cosa, porque nada merezco, por favor respóndeme cuando a ti clamo, ten misericordia de mí y oye mi oración. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario