Cuando Dios da una orden
“Viéndose Jesús rodeado de mucha gente, mandó pasar al otro lado”
“Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. “Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?”
Cuando Dios da una orden debemos estar dispuestos a obedecer. El salmo 107:20-21 dice: “Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina. Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres”. Aquí envió su orden y los sanó e hizo maravillas. En este casó tras la orden vino una gran bendición.
Pero, ¿qué pasó ese día con los discípulos?, El Señor dio una orden: “pasemos al otro lado” y lo primero que se levantó fue una gran tempestad. Esto se parece a esas situaciones que son invencibles, pero debemos recordar que en el trayecto de nuestra vida no vamos solos, va Jesús con nosotros y Él ya trazó la ruta hacia donde nos está direccionando.
A veces, Dios puede desatar una orden sobre nuestra vida, una promesa de bendición, pero se levantan tormentas para no dejarnos alcanzar el propósito que Dios tiene con nosotros. Su Palabra fue enviada sobre nosotros, sin embargo, las situaciones que estamos atravesando quieren interponerse para que no avancemos, vienen las pruebas que nos hacen dudar de lo que Él ya dijo; es ahí donde nuestra fe es probada. Independientemente de la circunstancia debemos obedecer lo que el Señor nos pide, para poder llegar al otro lado, a otro nivel espiritual donde Él quiere llevarnos.
El Salmo 147:18 dice: “Enviará su palabra, y los derretirá; soplará su viento, y fluirán las aguas”. Tanto su Palabra como la presencia del Espíritu Santo tienen el poder para hacernos salir de una circunstancia porque ya Dios envió su Palabra.
Recordemos cuando en Egipto se levantó Faraón contra el pueblo de Israel, Dios le dio una orden a Moisés en Éxodo 14: 15-16 “Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco”. Dios peleó por su pueblo cuando obedecieron y cruzaron el mar Rojo.
Ya la orden fue desatada sobre nosotros, no hay tormenta, ni faraón, no hay gigante que se levante en nuestra contra y detenga el propósito de Dios. Habrá oposición, confusión, desorientación como la que tuvieron los discípulos ese día, nuestra fe puede menguar por dudar, habrá situaciones en las que no sabremos qué hacer, pero no nos dejemos desviar de lo que el Señor nos ha dicho, recuerda que la fe es la que vence el mundo.
Señor, en el Salmo 107:28-30 dice: “Entonces claman a Jehová en su angustia, y los libra de sus aflicciones. Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas. Luego se alegran, porque se apaciguaron; y así los guía al puerto que deseaban”. Ya diste la orden sobre mi vida y has establecido tu propósito para mí, acrecienta mi fe para vencer cualquier prueba que quiera apartarme del camino que ya me has trazado, amén.
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