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Mostrando entradas de agosto, 2024

Disciplina

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  1.- Lee la palabra de Dios “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.”  Hebreos 12:11 “pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.”  Hebreos 12:10b 2.- Reflexiona Teniendo en cuenta lo que dice la Escritura en  Hebreos 12:6a , “ Porque el Señor al que ama, disciplina,” debe ser de nuestra total aceptación y sumisión que, conforme Dios lo disponga para cada uno, recibamos su disciplina. La disciplina que viene de Dios se entiende no sólo como un acto de castigo o corrección, sino más como un proceso de entrenamiento, enseñanza y dirección para hacer lo correcto.  Hebreos 12:5b  dice “Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;” sino que, por el contrario, nos hemos de sentir muy amados y privilegiados, pues el Señor nos está tratando como a hijos ( Hebreos 12:7-8 ). Hay u

La fe de los hijos de Dios

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  1.- Lee la palabra de Dios “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”  Gálatas 2:20 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,”  Filipenses 2:5 2.- Reflexiona La fe de Jesucristo le llevó a vivir una vida que glorificaba al Padre, su declaración en  Juan 17:4  nos lo revela, dice “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.” Y esto gracias a que su confianza y esperanza siempre estuvieron puestas en su Padre y en el plan que había diseñado para Él y a través de Él. En este plan de Dios, estaba el hecho de que Jesucristo se debía entregar en manos de los judíos para ser maltratado, burlado y posteriormente crucificado; lo cual, aunque resultó difícil y angustiante para Jesús, por la gracia de Dios y su amor hacia cada persona en el mundo, lo realizó con gran fortaleza

La fe del Hijo de Dios

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  1.- Lee la palabra de Dios “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”  Gálatas 2:20 2.- Reflexiona La fe, según  Hebreos 11:1  es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que aún no se ve; contrario a la fe es la vista, pues cuando ya con nuestros ojos físicos vemos algo, está cumplido y no hay nada por lo cual esperar. Como creyentes en Dios nos caracteriza la fe, pues realmente nadie ha visto jamás a Dios, pero según  Romanos 10:17 , esta viene a nosotros a medida que escuchamos la Palabra de Dios, pues es la Biblia el medio a través del cual obtenemos conocimiento de nuestro Dios ( Juan 1:18 ). Vemos en el Señor Jesús que su fe siempre fue muy sólida, pues en ningún momento se le observa con duda o incertidumbre acerca de Dios, hecho que además de la relación íntima que mantenía con su Padre Dios, se lo atribuimos al

Santificado sea tu nombre, parte 3

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  1.- Lee la palabra de Dios “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.”   Juan 17:17-19 2.- Reflexiona Es un hecho que cada hijo de Dios por la fe en Jesucristo ha sido limpiado y santificado; la palabra “Santificado” derivada de “Santo” quiere decir: apartado o separado por Dios y para Dios. Esta santidad posicional otorgada a todo creyente ha sido posible por la vida santa de Jesucristo, pues Él afirmó “y por ellos yo me santifico a mí mismo” . Adicionalmente, la Escritura en  Colosenses 1:21-22 dice “Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;” lo que comprueba que gracias a la vida de total dependencia y obediencia a

Santificado sea tu nombre, parte 2

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  1.- Lee la palabra de Dios “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.”  Mateo 6:9 2.- Reflexión Generalmente, cuando una persona escucha la frase “santificado sea tu nombre” en la oración conocida como el Padre Nuestro, suele pensar que esta expresión lo está llamando a alabar el nombre de Dios y decirle que Él es “Santo, Santo, Santo” , pues en algunos apartes de la Escritura encontramos tal alabanza para Dios. Sin embargo, siendo esto completamente válido, esta pequeña frase realmente nos está revelando algo mucho más grande y profundo. Para entenderlo, vamos a tomar como ejemplo un relato encontrado en  Ezequiel 36:16-21 , y básicamente lo que aquí se muestra, es cómo Dios mismo dice que su pueblo por andar en malas obras y haciendo su propia voluntad, ha profanado o contaminado su nombre delante de las naciones a donde iban, pues era conocido por todos que Israel era el pueblo de Dios. Y entonces de la misma manera sucede hoy

Santificado sea tu nombre, parte 1

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  1.- Lee la palabra de Dios “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.”  1 Tesalonicenses 5:23 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”   1 Pedro 1:15-16 2.- Reflexiona Cuando en mi conducta manifiesto un carácter santo, quiere decir que el Señor se está santificando en mí o, en otras palabras, Él está mostrando su santidad en mi vida. La santidad son las acciones buenas, justas y santas que solo son posibles en nosotros por la presencia, el poder y la obra de su Espíritu Santo que habita en nuestro corazón ( Ezequiel 36:23-27 ). Como hijos de Dios, marcados por su Espíritu y rociados con la sangre preciosa de su Hijo, nuestro llamado es a santificar el nombre del Señor dejándonos guiar por la voz de su Espíritu que nos dirige hacia su voluntad, co